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Por Juan Altamirano
En 1994, los votantes de California aprobaron la Proposici贸n 187, una iniciativa que buscaba castigar a los inmigrantes indocumentados como yo, neg谩ndonos el acceso a servicios como de salud y educaci贸n. Ten铆a 10 a帽os en ese momento y eso me marc贸, crecer siendo inmigrante mexicano en el condado de Orange. Esa California era un lugar donde se viv铆a con temor.
Mi familia y yo no ten铆amos mucho. Cuando era un joven curioso de 10 a帽os, quer铆a ver el mundo, explorar nuevos lugares y conocer gente nueva. Por desgracia, eso no estaba en los planes, al menos por ese entonces. Limit谩bamos el tiempo que pas谩bamos fuera de nuestro apartamento porque ten铆amos miedo a la polic铆a, a la migra, a cualquier cosa que llamara la atenci贸n hacia nosotros. Incluso cuando nos aventur谩bamos a salir, ten铆amos poco o ning煤n acceso a parques o espacios abiertos cercanos. Viv铆amos a solamente una cuadra de una de las autopistas m谩s transitadas de California, la I-5. Lo 煤nico que separaba la sala de nuestro apartamento de los millones de autos y semirremolques que atravesaban la ciudad era el muro de protecci贸n ac煤stica de 10 pies al final de Vermont Ave. y Citron St.
Aunque en ese momento no conoc铆a el t茅rmino, estaba en primera fila para los impactos de redlining comunitario: pr谩cticas de pr茅stamos y vivienda que relegaron a los afroamericanos, latinos, jud铆os y otros a 谩reas menos deseables con calles arboladas, parques y otros espacios verdes concentrados en vecindarios de ricos y blancos.
Aunque puede que la discriminaci贸n ya no se practique abiertamente, seguimos sufriendo sus efectos en vecindarios como en el que crec铆: las comunidades con menores ingresos y m谩s segregadas de California con frecuencia tienen un menor acceso a la naturaleza. Un reciente se帽al贸 que las comunidades de color tienen tres veces m谩s probabilidades que las comunidades blancas de vivir en 谩reas con pocos parques y desprovistas de naturaleza. Casi el 70 por ciento de las comunidades con bajos ingresos carecen de acceso a senderos o parques del vecindario en comparaci贸n con las 谩reas m谩s pr贸speras.
El acceso desigual al aire libre sigue siendo un problema generalizado en todo el estado que debemos trabajar para corregir porque las consecuencias son medibles y tangibles. Ubicadas en 谩reas con la peor calidad del aire y la menor cobertura arb贸rea, las comunidades de bajos ingresos y de color sufren niveles m谩s altos de enfermedades respiratorias como el asma, y tambi茅n una peor salud mental. Afortunadamente, el gobernador Newsom y la legislatura hace poco asignaron m谩s de 500 millones de d贸lares para aumentar el acceso a espacios al aire libre. Esta importante inversi贸n ayudar谩 a financiar el mantenimiento diferido en nuestros parques estatales y otros proyectos que reducir谩n las barreras para que m谩s personas puedan acceder a espacios al aire libre y disfrutar de nuestras magn铆ficas tierras y r铆os p煤blicos.
Incluso cuando me remonto a la California de los 90, tambi茅n me tomo el tiempo para celebrar la California de hoy. Nuestro estado no es perfecto y debemos continuar resolviendo los desaf铆os sist茅micos, pero debemos celebrar la diversidad de nuestro estado, nuestra cultura y nuestra perseverancia para hacer frente al odio y la xenofobia. El ni帽o inmigrante mexicano que creci贸 sin acceso a espacios verdes y al aire libre ahora trabaja con el estado, activistas locales y organizaciones aliadas a garantizar que las comunidades m谩s afectadas por la falta de espacios al aire libre tengan los mismos beneficios que las comunidades pr贸speras y privilegiadas.
Juan Altamirano es el Director Asociado de Pol铆ticas de 探花精选 California,