Los ping眉inos y los osos polares resisten en los polos

Con nuestro clima cada vez m谩s desequilibrado, un naturalista lleva a cabo un an谩lisis sobre los confines de la tierra.

En una tarde reciente, a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, me qued茅 solo en la cubierta superior abierta de un barco ruso, llamado Akademik Sergey Vavilov, con la esperanza de ver un oso polar. Aunque mi reloj marcaba las 8 p. m., el sol brillaba por encima del 脕rtico como una l谩mpara Luxo y, desde este punto panor谩mico alto, un oc茅ano brillante y congelado se curvaba hacia el horizonte. Gruesos trozos de hielo, de cien pies de ancho o m谩s, se balanceaban y golpeaban contra el casco del barco. El buque se abr铆a camino a un tranquilo paso de hombre, dividiendo unos t茅mpanos con unos suaves crujidos.

El Vavilov, un r铆gido buque de investigaci贸n oceanogr谩fica de la 茅poca de la Guerra Fr铆a, hab铆a sido alquilado por una compa帽铆a de cruceros de expedici贸n para pasar el verano recorriendo el remoto archipi茅lago 脕rtico de Svalbard. Conten铆a un complemento internacional de 95 pasajeros aventureros, adem谩s de la tripulaci贸n rusa. En aquel momento, la mayor铆a de esas personas estaban disfrutando de una barbacoa en la cubierta inferior trasera, cuatro pisos m谩s abajo de mi posici贸n y fuera de vista detr谩s de un mont贸n de m谩stiles de radar, pero fui por una hamburguesa y volv铆 a subir aqu铆, tan r谩pido como pude. Como un naturalista a bordo, era mi trabajo divisar la vida silvestre, la principal atracci贸n tur铆stica en Svalbard, y el hielo marino es un territorio privilegiado para los osos polares.

La observaci贸n de osos polares es un ejercicio de paciencia extrema. Uno no busca un perfil en forma de animal, sino una mota distante y peque帽a de color amarillo-mantequilla. Ya hab铆a estado trabajando durante ocho horas desde el desayuno, mirando a trav茅s de mi telescopio, con solo una gaviota o foca de Groenlandia ocasional para animar las cosas. Pero ahora, mientras barr铆a el horizonte por en茅sima vez, una figura me llam贸 la atenci贸n. Se encontraba a millas de distancia, pero mientras la miraba, se mov铆a de manera perspicaz. Hice clic en mi radio VHF para llamar al puente del barco, una cubierta bajo mis pies. "Tengo un OP a las dos", dije. "Y parece que est谩 en cacer铆a".

Las cosas se est谩n calentando en nuestras regiones polares. M谩s que nunca, la investigaci贸n, civilizaci贸n, industria, turismo, exploraci贸n, inspiraci贸n y preocupaci贸n se centran en el 脕rtico y la Ant谩rtida, y gran parte de esta atenci贸n est谩 relacionada con el cambio clim谩tico. Sin dudas, nuestro mundo est谩 calent谩ndose de manera inexorable a un promedio mundial de alrededor de 1.4 grados Fahrenheit desde 1880, pero la magnitud de ese calentamiento var铆a seg煤n la regi贸n. La Cordillera 脕rtica y la Pen铆nsula Ant谩rtica han visto mayores aumentos de temperatura que cualquier otro lugar en la tierra, hasta cuatro o cinco grados Fahrenheit, en tan solo los 煤ltimos 30 a帽os.

Tal vez por eso, en las discusiones sobre el cambio clim谩tico, el 脕rtico y la Ant谩rtida suelen tratarse juntos. Pero son lugares muy diferentes: dos extremos que est谩n literalmente en polos opuestos. El 脕rtico es un oc茅ano rodeado de continentes; la Ant谩rtida es un continente rodeado de oc茅anos. El 脕rtico tiene gruesas capas de hielo marino que tardan a帽os en irse a la deriva y derretirse; la Ant谩rtida cuenta con relativamente poco hielo marino plurianual. Ambos climas son fr铆os, pero de maneras diferentes. La Ant谩rtida, en promedio, es m谩s fr铆o, m谩s alto, m谩s seco, con m谩s viento y m谩s oscuro que el 脕rtico. No contiene humanos ind铆genas y fue descubierta por primera vez hace menos de doscientos a帽os. El 脕rtico, por el contrario, ha estado habitado desde hace miles de a帽os, gracias a un medio ambiente de tierra (relativamente) productiva. Y la vida silvestre en las dos regiones no podr铆a ser m谩s diferente: el clima hostil de la Ant谩rtida rechaza las plantas con flores, los insectos y los animales terrestres, todos los cuales florecen en el extremo norte.

El cambio clim谩tico es dif铆cil de comprender, ya que es un fen贸meno a gran escala, fuera de sinton铆a, con la diminuta franja de espacio y tiempo que una persona ocupa. En los 煤ltimos a帽os, he tenido la suerte de pasar varias temporadas presenciando el cambio en ambos extremos de la Tierra, trabajando de manera alternada como gu铆a e investigador, entrando en mundos helados que pocos tienen la oportunidad de visitar y permaneciendo all铆 durante meses, a帽os tras a帽o. Y cuanto m谩s tiempo paso en estos lugares, m谩s poderosos y humildes se convierten. Es el sentido radical de escala lo que me impacta. Aqu铆, donde se puede ver la curvatura de la Tierra, sin torres celulares o edificios de oficinas para bloquear la vista, uno comienza a apreciar lo peque帽o que es realmente este mundo. Cuando me acerco a los polos, siento que casi puedo entender el mundo.

Los osos polares presentan una imagen clara del cambio clim谩tico en el 脕rtico, por buenas razones (m谩s detalles sobre ellos en un minuto). En el Hemisferio Sur, los ping眉inos se retratan a menudo como su contraparte natural. Es f谩cil entender por qu茅: con temperaturas que aumentan, los osos polares y ping眉inos, ambos amantes del hielo, deben estar en un verdadero problema. Pero las cosas son complicadas en la Ant谩rtida y, en mi experiencia, no es as铆 de simple. Por ejemplo, las poblaciones de ping眉inos ant谩rticos, en promedio, son estables. Al menos por ahora.

"Los ping眉inos emperador y los Adelia actualmente est谩n bien, a excepci贸n de algunos casos aislados", dice David Ainley, un bi贸logo marino de California que ha estado estudiando a los ping眉inos de manera intensiva en el Mar de Ross, en la Ant谩rtida, desde finales de la d茅cada de 1960. En 2002, Ainley public贸 un libro llamado The Ad茅lie Penguin: Bellwether of Climate Change, el cual parecer铆a implicar cielos tormentosos para las aves. Pero ni el libro de Ainley ni su investigaci贸n actual muestran descensos a lo largo y ancho del continente. En cambio, en las 煤ltimas d茅cadas, las poblaciones de ping眉inos ant谩rticos, por lo general, se han mantenido estables o incluso han crecido. Un documento de 2013, corredactado con Ainley, que describe a una colonia de ping眉inos Adelia que ha crecido de manera r谩pida desde la d茅cada de 1990, incluso fue titulado "Los Ganadores del Cambio Clim谩tico".

Si bien por el momento la mayor铆a de los ping眉inos parecen estar prosperando, algunos ping眉inos ant谩rticos no lo est谩n y, a largo plazo, el cambio clim谩tico los amenaza a todos.

La investigaci贸n Ant谩rtica de Ainley se centra en la fr铆gida Isla de Ross, frente a la costa de la Ant谩rtida, casi al sur de Nueva Zelanda; la isla es el hogar de los emperadores y Adelias, las 煤nicas dos especies de ping眉inos restringidas a la Ant谩rtida. En 2009, me un铆 al proyecto de Ainley para una temporada de pr谩ctica de campo en el Cabo Crozier, en el extremo oriental de la Isla de Ross, el cual alberga a unas 280,000 parejas reproductoras de ping眉inos Adelia (probablemente la colonia m谩s grande de ping眉inos Adelia de la Tierra), as铆 como la colonia de ping眉inos emperador m谩s austral del mundo. Un helic贸ptero me dej贸 con otros dos investigadores a principios del verano, y durante los siguientes dos meses, aislados de la civilizaci贸n, dormimos sobre el hielo en tiendas de lona, comimos un mont贸n de coliflor congelada y nos obsesionamos con los ping眉inos.

Para m铆, observar a los ping眉inos durante ocho horas al d铆a, siete d铆as a la semana, me cambi贸 la vida. Se desat贸 una historia de amor personal con la Ant谩rtida, o El Hielo, como la llaman los conocedores. En el gran universo del ping眉ino, los Adelia son juguetes de cuerda. Sin depredadores terrestres naturales, las aves le tienen poco miedo de los seres humanos, por lo que resulta f谩cil apreciar sus payasadas a corta distancia. A primera vista, el bien definido atuendo blanco y negro parece r铆gidamente formal, como de adolescentes nerviosos en la fiesta de graduaci贸n. Pero estos ping眉inos tienen grandes personalidades (en Happy Feet eran los encantadores punks, con acento de latinos) y pronto me acostumbr茅 a tener bandadas de ellos en mis talones, sigui茅ndome, al parecer, por pura curiosidad.

El paisaje de Cabo Crozier me impresion贸 tanto como sus carism谩ticos residentes aviarios. El Mar de Ross se mantiene casi virgen, y es probable que conserve hielo marino mucho tiempo despu茅s de que el hielo se haya derretido en otros lugares. Pero incluso el Mar de Ross est谩 empezando a sentir los efectos de un clima cambiante.

Los cambios a gran escala en la temperatura y en la extensi贸n de hielo marino en alg煤n momento impactar谩n en los ping眉inos de la Ant谩rtida. La aparente estabilidad de las poblaciones de ping眉inos es probable que sea un fen贸meno a corto plazo. Las zonas de distribuci贸n de las aves ya se est谩n desplazando hacia el sur. Y si bien la investigaci贸n reciente de Ainley y otros cient铆ficos ha demostrado que los ping眉inos, incluidos los Adelia y emperadores, pueden trasladar sus zonas de nidificaci贸n para adaptarse a las condiciones cambiantes, en alg煤n momento incluso los ping眉inos m谩s adaptables no podr谩n alejarse m谩s hacia el polo. En un art铆culo reciente, Ainley y sus coautores advirtieron que si las temperaturas a nivel mundial superan los 3.6 grados Fahrenheit por encima de los niveles preindustriales (previstas, en el mismo art铆culo, a suceder entre 2025 y 2052), el 40 y el 70 por ciento de las colonias de ping眉inos emperador y Adelia, respectivamente, podr铆an desaparecer de sus poblaciones reproductoras actuales, al norte de los 70 grados de latitud. Se acerca un punto de inflexi贸n.

De hecho, est谩 aqu铆. En el muy estudiado extremo norte de la Pen铆nsula Ant谩rtica, el "cintur贸n de pl谩tano" del continente, donde las temperaturas en pleno invierno han aumentado en hasta 9 grados Fahrenheit desde 1950 (m谩s que en cualquier otra parte del mundo), las cantidades de ping眉inos Adelia est谩n colapsando. A principios de 2014, fui testigo de que varias colonias que habitan all铆 ahora son de la mitad del tama帽o que eran hace una d茅cada. En la misma zona, los ping眉inos barbijo tambi茅n est谩n desapareciendo, tal vez debido a la recuperaci贸n de las poblaciones de ballenas y , y una colonia contigua de ping眉inos emperador tambi茅n parece estar decayendo. Por otro lado, los ping眉inos juanito, una especie de m谩s al norte, est谩n colonizando con entusiasmo la pen铆nsula. Si las tendencias contin煤an, todos estos ping眉inos continuar谩n desplaz谩ndose hacia el sur. Nadie puede decir hasta d贸nde pueden ir, antes de llegar al fin del mundo.

En comparaci贸n, los ping眉inos de la Ant谩rtida tienen la bendici贸n de vivir en uno de los 煤ltimos lugares casi v铆rgenes del planeta. En la actualidad, excepto en la pen铆nsula norte de la Ant谩rtida, los ping眉inos en El Hielo, decenas de millones de ellos, no se encuentran en grave peligro. Pero la crisis que est谩 sucediendo ahora en el otro extremo del planeta, en la Cordillera 脕rtica, sugiere que un futuro sombr铆o similar le espera a la Ant谩rtida, y a las aves.

Segundos despu茅s de mi llamada de radio, la gente comenz贸 a converger en la cubierta superior del Vavilov, ansiosa por un vistazo del distante oso polar. Uno de los primeros en aparecer fue Ian Stirling, quiz谩s el cient铆fico de osos polares m谩s conocido del mundo, que, a pesar de haber investigado durante m谩s cuarenta a帽os y de haber realizado m谩s de doscientas publicaciones cient铆ficas, todav铆a se emociona cada vez que ve uno. Mir贸 a trav茅s de mi telescopio durante unos segundos.

"Claro, parece que est谩 destrozando a una foca", dijo.

Otros formaron una fila para obtener una vista del oso, a varias millas de distancia. Durante las siguientes horas, nuestro buque se acerc贸 m谩s, separando los t茅mpanos de hielo mediante un acercamiento lento y directo. Una vez que pudimos distinguir las manchas de sangre en las patas delanteras del oso y los rollos de intestino que sal铆an del cuerpo de la foca, Stirling comenz贸 a interpretar la escena.

"Este parece ser un oso macho adulto y sano", dijo. "Est谩 haciendo exactamente lo que deber铆a estar haciendo en este momento: cazando focas en el hielo marino. Los osos polares de esta zona obtienen la mayor铆a de sus calor铆as anuales durante la primavera y principios del verano, momento en que las focas tienen sus cr铆as. Durante el resto del a帽o, se ganan el sustento con lo que puedan encontrar".

En Svalbard, la estrategia es sencilla, pero tiene un gran defecto: si no hay hielo marino, los osos se atascan en la tierra y mueren de hambre durante todo el verano, debido a que no pueden cazar muy bien desde la orilla. M谩s al sur, ya hab铆amos visto a varios de estos animales varados, demacrados, sarnosos, desesperados, peligrosos, e incluso descubrimos la piel y huesos del cad谩ver de uno que al parecer se hab铆a desplomado en el camino. Estos encuentros son cada vez m谩s frecuentes.

El hielo marino del 脕rtico, a diferencia de su contraparte en la mayor parte de la Ant谩rtida, se ha ido reduciendo de manera espectacular en los 煤ltimos a帽os, a lo que algunos se refieren como una "espiral de la muerte". Desde 1980, por extensi贸n y espesor, el volumen de hielo marino del 脕rtico se ha reducido hasta en un 75 por ciento. En promedio, el deshielo del verano ha llegado cinco d铆as antes cada d茅cada. Tan recientemente como en el a帽o 1988, el hielo de cuatro a帽os representaba el 26 por ciento del hielo marino; para el a帽o 2013, se hab铆a reducido al 7 por ciento. Diversos estudios han pronosticado veranos sin hielo en el 脕rtico para 2040, momento en el que se podr铆a remar un kayak hasta el Polo Norte.

Por supuesto, predecir el futuro es una tarea muy poco confiable. En el 煤ltimo par de a帽os, los cient铆ficos han criticado al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim谩tico (IPCC, por sus siglas en ingl茅s) por sobrestimar la disminuci贸n del hielo marino en el 脕rtico. Pero, de hecho, las proyecciones eran demasiado bajas: el hielo del 脕rtico se est谩 derritiendo m谩s r谩pido que las predicciones m谩s extremas del IPCC, y recientemente los cient铆ficos informaron haber visto se帽ales que indican que tanto las capas de hielo del Oeste de la Ant谩rtida como de Groenlandia hab铆an comenzado un colapso irreversible, un proceso que, cuando finalmente se complete, podr铆a a帽adir 40 pies a los niveles globales del mar.

En 2012, Stirling revis贸 la evidencia disponible sobre el cambio clim谩tico en los osos polares y concluy贸 que los animales est谩n en serios problemas. La disminuci贸n del hielo marino, tan vital como plataforma para la caza, afecta directamente la condici贸n corporal de los adultos y la supervivencia de los cachorros. La extensi贸n del hielo del invierno alrededor de Svalbard en 2014 fue la quinta m谩s baja de la historia y un nuevo estudio hall贸 que solo el 10 por ciento de las hembras hab铆a tenido cachorros en 2014, por debajo de la mitad que en la d茅cada de 1990. Para mediados de siglo, Stirling dice que los osos podr铆an desaparecer de todas los sectores al sur de su zona de distribuci贸n. Mientras que algunas 谩reas del norte pueden llegar a ser m谩s favorables para los osos en el corto plazo, la tasa a la cual ocurre el cambio de h谩bitat es francamente aterradora. "La viabilidad a largo plazo", dice Stirling, con un eufemismo fr铆o, "es incierta".

Para las 4 a. m., el Vavilov hab铆a cerrado la brecha y se encontraba estacionado en hielo s贸lido. A un centenar de yardas de la proa, ajenos a nosotros, el enorme oso polar macho casi hab铆a terminado de cenar su foca. Realic茅 un recuento r谩pido: de los 95 invitados a bordo, solo cuatro hab铆an ido a la cama. Todos los dem谩s estaban todav铆a en la cubierta, en la brillante luz del sol, mirando con fascinaci贸n.

De repente, el oso dej贸 de comer. Parpade贸 un par de veces, movi贸 su enorme cabeza lentamente de lado a lado y dio dos pasos vacilantes hacia atr谩s. Entonces, casi de manera c贸mica, las cuatro patas se deslizaron, el vientre se aplan贸 y, para el momento en que su nariz toc贸 el hielo, el animal estaba profundamente dormido, en coma alimenticio. Permaneci贸 as铆 durante la mayor parte de los siguientes dos d铆as, despertando de vez en cuando para masticar trozos de foca, mientras que nuestro barco manten铆a la posici贸n cerca de 茅l. Pod铆a ver el oso desde la ventanilla de mi camarote.

Stirling dijo que era inusual para un oso polar quedarse tanto tiempo con una sola comida. "Este animal en particular", asumi贸, "debe estar confiado de defender su presa contra los intrusos". Ciertamente no parec铆a apresurado. Por 煤ltimo, cuando solo quedaban unos pocos fragmentos de hueso y piel de foca restantes, el oso se agit贸, pareciendo responder a alg煤n tir贸n 脕rtico invisible. Poco antes del mediod铆a, se alej贸, su pelaje de color manteca se extingui贸 hasta convertirse en una simple mota en el paisaje blanco; luego desapareci贸 por completo.

Noah Strycker es editor asociado de la revista Birding y autor, m谩s recientemente, de The Thing With Feathers: The Surprising Lives of Birds and What They Reveal About Being Human.